viernes, 20 de febrero de 2009

Leo Masliah - Piano + Arboles







Triste es en ocasiones el destino del humorista. Y por paradójica que pueda parecer esta sentencia, no deja de tener su verdad. Porque del humorista siempre se espera el chiste, incluso cuando éste pretenda hablar en serio. La gente no espera del humorista que sea serio; lo que espera es la broma. Entonces, cuando esto no se da así, pueden pasar dos cosas: o que la gente se frustre, esperando el chiste que no llegará, o que aparezca aquel que creyéndose más sagaz que el resto elogie la fina ironía, adivinando un supuesto chiste que se cuela casi imperceptible por la aparente seriedad del humorista, a quien cree en el papel de quien habla en serio pero no, cuando la verdad es que sí. Como se ve, los tres personajes que aparecen aquí, vale decir el humorista-que-habla-en-serio (a quien en adelante llamaremos HQHES, para abreviar), el que se frustra por no tener su chiste (y por ende no escuchó lo que el HQHES tiene para decir), y el supuesto sagaz que encuentra el chiste allí donde el HQHES no pretendió hacer ninguno, terminan jugando el papel de tontos. Y es por esta razón que el humorista, cuando se convierte en un HQHES, molesta a la gente, que suele preferirlo en su papel habitual.

Este mismo panorama se da cuando el humorista en cuestión hace música, como es el caso del uruguayo Leo Maslíah. Pero claro, en este punto hay que decir también que toda moneda tiene dos caras, y en este caso la otra cara de la moneda es reconocer que en el verdadero humorista existe siempre un cierto gesto casi compulsivo, que suele darse incluso sin que él mismo lo note o lo quiera, que lo lleva al terreno de la broma, del doble sentido. Que después de todo por algo es que el tipo terminó siendo humorista, en lugar de convertirse en proctólogo o en abogado. Vale decir que, sin pretender convertirnos en el sagaz que descubre un chiste donde no está, la cuestión es que incluso haciendo música en serio (o mejor dicho: música-sin-broma), como se da en el caso de estos dos discos recientemente editados por el sello Epsa, Leo Masliah no puede dejar de lado su gesto irónico.

Tanto Arbol como Piano son dos discos íntegramente instrumentales. El primero para un grupo de cámara y el segundo, como podrá adivinarse (no hay en el título ninguna ironía), para piano solo o casi, excepción hecha de la participación de Pablo Somma en flauta en una bonita versión de 'Round midnight de Thelonious Monk. Y casi todas las piezas fueron compuestas por Masliah, excepción hecha, en el segundo disco, de cuatro standards de jazz (entre ellos el citado) y una caótica versión del tango Los mareados. Para quien conozca la obra de Masliah, sabe que el término caótico no es aplicable aquí en un sentido despectivo, sino meramente descriptivo. Masliah es un buen músico. Pero su trabajo transita por un terreno hecho de contrastes que nos remiten al minimalismo, mezclado con el jazz, con la música académica, algo de serialismo, un toque de música urbana, y es precisamente en esta mezcla donde uno está tentado a descubrir el chiste. Pero no es ningún chiste, sino sólo un gesto irónico. Que revela que estos discos llevan la marca de autenticidad de quien los hizo. Lo cual no es poco decir.

La muestra de audio que ofrecemos presenta, en primer lugar, Asamblea vegetal, que es la pieza que abre el disco Arboles, y luego un ejemplo de Leo Masliah como intérprete de standards en una versión de Body and soul.

martes, 3 de febrero de 2009

Martín Devoto: De Bach al Ruido







Existe una serie de relaciones obvias entre la música y el tiempo. Por de pronto, la música existe como tal sólo mientras transcurre, vale decir, en tanto suena, lo cual supone su desarrollo en el tiempo. Luego está lo que acontece en términos históricos, que es lo que nos lleva a considerar, por ejemplo, que una determinada obra pueda ser catalogada como un clásico una vez que ha logrado superar el paso de los años. Y en este sentido también está el concepto de tiempo como sinónimo de época, que es de lo cual nos habla Wassily Kandinsky cuando en su libro De lo espiritual en el arte dice que la sensibilidad de una cultura deriva siempre de su tiempo. Por eso nos preguntamos cuál será la sensibilidad de nuestra actual cultura, ubicada en el impreciso terreno de la postmodernidad.

El cellista argentino Martín Devoto ha editado, a través del sello BlueArt, un programa que combina obras del gran maestro del barroco, Johann Sebastian Bach, con otras músicas de distintos compositores del siglo XX. El programa, integrado exclusivamente con obras para violonchelo solo, se inicia con la Suite BWV 1010 de Bach y se extiende luego a través de cinco autores contemporáneos: Carmelo Saitta, Luciano Berio, Kaika Saariaho, Helmuth Lachenmann y Krzystof Penderecki. El resultado es un interesante recorrido por una secuencia estética progresiva que nos lleva -tal es lo que explícitamente propone el título de la edición- de la música de Bach al ruido.

Así, la audición de este disco nos enfrenta a un tiempo dual: está por un lado ese presente en el cual uno escucha la obra del pasado, compuesta por Bach acorde a la sensibilidad de su época, y por el otro el tiempo presente en el cual escuchamos las obras escritas por nuestros contemporáneos Carmelo Saita, Luciano Berio, Kaija Saariaho, Helmut Lachenmann y Krzystof Penderecki, a partir de una sensibilidad por completo diferente. Porque más allá de las relaciones que puedan plantearse, lo cierto es que allí donde Bach transmite una armonía espiritual, las palabras que mejor describen los trabajos de los restantes compositores tal vez sean inquietud y zozobra. Y en este sentido, anímicamente, se ubican en las antípodas de la música de Bach.

¿Será acaso éste el signo de la sensibilidad de nuestro tiempo? ¿La inquietud y el desasosiego? Sin embargo, también Bach sigue integrando nuestra experiencia. ¿Será acaso la posibilidad de abordar una pluralidad de formas?

Carmelo Saitta escribe en las notas al disco: “La música del siglo XX se ha replanteado no sólo el tradicional concepto del tiempo, problema fundamental de las artes temporales, sino también el del espacio y la materia. ... El sonido ya no es un mero soporte sino el punto de partida de la composición. El compositor compone primero el sonido y éste ya no es solamente armónico.” Y este es, precisamente, el punto que revela el título de la edición, que nos coloca quizás ante el punto central de la disyuntiva: Bach de un lado, algo que se reconoce como ruido del otro... Por supuesto que no hablamos de ruido, propiamente dicho. Hablamos en realidad de la sensibilidad y del tiempo.

Para escuchar proponemos dos ejemplos contrastantes: primero, un número de la Suite para cello solo BWV 1010 de J.S. Bach... Y luego el Capriccio per Siegfried Palm, de Krysztof Penderecki.

sábado, 3 de enero de 2009

Marco Sanguinetti: Los Procesos de Franz






Seamos absolutamente honestos: de no haber sido porque sabemos que "Los procesos de Franz" es la música de un espectáculo realizado a partir de la obra literaria de Franz Kafka, acaso no se nos hubiese ocurrido calificar las piezas incluidas en este disco de "kafkianas", como de hecho estamos dispuestos a hacerlo. Porque lo cierto es que el calificativo cae aquí como anillo al dedo. El piano avanza y retrocede, juega con los silencios, con los tempos, va resolviendo la música por territorios no siempre reconocibles a primera vista, por momentos incluso contradictorios. De alguna manera, queda en claro en estas piezas que el otro oficio del pianista y compositor que es Marco Sanguinetti es el diseño. Sin embargo, la música que en este caso se revela como un artificio, se aprecia no sólo por su ingenio, sino también por su condición.

Es necesario señalar que estamos ante un álbum de música incidental. La obra ha sido concebida originalmente para ser un espectáculo coreográfico, del cual el pianista, más allá de la interpretación musical, es también protagonista. Confesamos en este sentido no haber visto la puesta en cuestión. Lo cual nos deja en una situación de cierta inocencia que nos legitima para poder evaluar la música librada a su propia suerte. Que así es como en definitiva se escucha un disco. Y podemos asegurar, en este sentido, que despojada de toda referencia escénica, la música de Sanguinetti se sostiene por sí sola y merece ser escuchada.

Para quien haya escuchado "Improvisiones", el primer disco de Sanguinetti, no encontrará aquí más de lo mismo. Las referencias musicales aquí son más inciertas. En todo caso, el piano revela mucho más su condición de instrumento percutido e incluso queda clara la intención de generar una teatralidad donde las claves propias del jazz aparecen todo el tiempo, pero a la vez tangencialmente, liberadas de los cánones estipulados para el género. Recién sobre el final, una vez terminada la música de la obra, que en definitiva es breve y justifica la inclusión de un material adicional que complete de algún modo el disco, aparece el Marco Sanguinetti que ya el público conocía. A través de la Improvisación para nueve dedos que es, precisamente, la que quisimos compartir en audio con ustedes en esta ocasión.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Gandini, Alberdi y otras rarezas







Incluso cuando muchos no se hayan siquiera enterado, en el año 2005 la Biblioteca Nacional abrió a la consulta del público su archivo de partituras, integrado por un estimado de más de 300.000 piezas, que fueron afectadas a un necesario y tantas veces demorado trabajo de inventario.

Se habilitó una sala de lectura y consulta especial en el tercer piso del edificio, ubicado en Aguero 2502, y otra reservada a los trabajos de curaduría. Con bastante buen criterio, estas salas fueron bautizadas con los nombres de Juan Carlos Paz y Gustavo Cuchi Leguizamón.

La mayor parte de las partituras que conservaba la Biblioteca corresponden a trabajos de compositores argentinos y/o rioplatenses, y sencillamente nadie sabía que se encontraban allí, como agujas perdidas en un inmenso pajar. Un pajar repleto de agujas, si se quiere. Pero entre tantas que había, resultaba imposible llegar a encontrar una en particular.

El trabajo de inventariado desembocó en un segundo proyecto: se convocó a músicos de diferentes géneros para que interpretasen en vivo algunas de las obras encontradas, en el marco de un ciclo que llevó el título de Raras partituras. Finalmente, el sello Epsa Music decidió editar en disco una selección de esas lecturas, con un volumen dedicado al tango, otro al folclore y un tercero (en rigor identificado como Volumen 2) integrado por un conjunto de piezas para piano solo.

Con un criterio de selección algo ecléctico (observación que no merece ser leída como un comentario crítico), el último disco referido abre con cinco interpretaciones de Gerardo Gandini, tres de las cuales son valses de Juan Bautista Alberdi, más conocido como gestor de nuestra Constitución Nacional que como músico, en tanto las restantes dos son piezas tomadas del Primer Cuaderno de Aires Nacionales Argentinos de Julián Aguirre. Como dato de color, cabe citar que los valses de Alberdi fueron publicados en su momento en una revista llamada La Moda, una publicación de corte satírico, precursora de la crítica cultural en el país. Nicolás Guerschberg se hace cargo de dos tangos de Eduardo Rovira y Joaquín Mora, en tanto Diego Schissi hace lo propio con dos partituras de los hermanos Julio y Francisco de Caro. Ernesto Jodos toma cuatro piezas de Alberto Williams, del ciclo Aires de la pampa, aclarándose que se trata de una versión libre, acorde a la formación jazzística de este intérprete. Finalmente, Lito Vitale interpreta la Estrellita federal de Ernesto de los Santos, en tanto Carlos Aguirre rescata la Ronda del pececillo de plata de Salvador Axenfeld.

Hubo quienes no vieron con buenos ojos que un registro de estas características, ligado al recupero de un acervo musical importantísimo, como éste que la Biblioteca Nacional puso finalmente a disposición del público, incluyera una lectura tan libre como jazzeada de piezas de un compositor académico como Williams. Pero esta es una cuestión de concepto. Habrá quienes piensen que la música escrita debe ser respetada al pie de la letra y quienes, por el contrario, tengan una mirada más dinámica y abierta sobre el particular. En cualquiera de los dos casos, lo relevante aquí es que esas partituras no se hayan perdido, y que hoy estén allí, al alcance de quien desee consultarlas, para tocarlas luego, ya sea que lo haga literalmente o con los giros estilísticos que desee.

Y ojalá todo esto sea no más que el puntapié inicial de una tendencia que eche profundas raíces en nuestra idiosincracia cultural.

En la muestra de audio que incluimos de esta edición, pueden escucharse dos valses de Alberdi grabados por Gandini (el primero titulado La candorosa y el otro sin título, identificado como Vals I) y la versión que de Zambas Op. 78 Nº 3 de Alberto Williams grabó Ernesto Jodos.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Remo Pignoni Inédito






Siempre nos preguntamos por los límites que separan la música académica, a veces mal llamada "clásica" y otras veces "erudita", de la música que encuentra sus raíces en lo popular. Y con el tiempo y las músicas que vamos escuchando cada vez nos convencemos más de que dichos límites, para el caso de que en verdad existan, son por lo menos muy inciertos.

En el caso del Remo Pignoni (1915-1988), músico santafecino, nacido en Rafaela, escasamente conocido por el público si se consideran sus méritos, su exploración del folclore argentino fue decididamente vanguardista, abordando las diferentes formas de la música popular desde su formación académica.

Cuando falleció, el 15 de mayo de 1988, alguien notó que había cerca de un centenar de composiciones de Pignoni, casi todas sin editar y sin haber sido nunca grabadas. Hasta que la pianista Patricia Pamberti escogió 20 de esas piezas para conformar el repertorio de este CD, un disco de música argentina, a medio camino entre el folclore y lo académico, donde las formas son respetadas, pero también enriquecidas desde el lenguaje musical.

Se ha comparado a Pignoni con figuras de la talla del "Cuchi" Leguizamón o Astor Piazzolla. Las comparaciones, en todo caso, suelen ser odiosas e inapropiadas. Pero es cierto que al igual que sus admirados Horacio Salgan, Manolo Juárez y Carlos García, Pignoni desarrolló una música popular de avanzada que aún no ha sido suficientemente conocida ni valorada, y este disco es un aporte muy valioso en dicho sentido.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Alejandro Miniaci - Guitarloops






Durante mucho tiempo se discutió, y todavía se sigue discutiendo en algunos ámbitos, dónde reside la belleza de la música. Algunos han señalado que la música no puede tener un mensaje objetivo, como el que sí podrían tener la literatura o las artes plásticas. Que el objetivo de la música no es describir ninguna cosa en particular, sino que se trata sólo de un conjunto de sonidos, organizados de determinado modo.

Esta manera de pensar nos conduce a revalorizar la música como una estructura, por una parte. Y por la otra, a la idea de producir sonidos que sean bellos en sí mismos, para posteriormente jugar con ellos, variándolos, repitiéndonos como en una espiral sonora, en cuya evolución van sucediendo cosas. A veces esta evolución es rápida. Pero en otros casos, como contradiciendo la velocidad característica de nuestro tiempo, se da de una manera paulatina, como si cada nueva frase, como si cada nuevo sonido, se decidiera a ocupar el lugar que le corresponde sólo después de un rato de haber estado reflexionando sobre la cuestión. Y tal vez allí resida una de las posibles formas de la belleza musical: en una lenta evolución de un par de sonidos y estructuras simples, que de por sí nos resulten atrapantes.

Este es el concepto con el cual parece trabajar el guitarrista argentino Alejandro Miniaci, un cultor de las guitarras eléctricas y del concepto de loop, vale decir una retroalimentación constante de un sonido que se reitera, casi minimalmente, para ofrecer en su lenta evolución un atractivo particular. La pista que ofrecemos como muestra, titulada "Replegarse", es un buen ejemplo de lo dicho. Y también es un testimonio de que en nuestro tiempo instrumentos como una guitarra eléctrica pueden favorecer propuestas acústicas alternativas de verdadero interés musical.

Para quien desee conocer más sobre la música de Miniaci, puede hacerlo a través de su página web, www.miniacialejandro.com.ar o de su espacio en Myspace.

sábado, 19 de julio de 2008

12. Angelica Olcese - Teresa Cibils










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No tan conocida como acaso debería serlo entre el público latinoamericano, la poetisa chilena Angélica Olcese enfrenta el desafío de tratar en su obra cara a cara con uno de los temas más oscuros que se puedan proponer: el de nuestra propia finitud. El hombre carga con el dudoso privilegio de vivir consciente de que dispone de un tiempo de vida limitado, sin saber sin embargo el por qué ni el para qué de su presencia aquí en el mundo. La mayoría de las personas recurren al fácil trámite de la negación durante la mayor parte de sus vida. Es como si por no hablar de esta cuestión lograran cambiar las cosas. Angelica Olcesce, en cambio, con valentía, o quizás a pesar suyo, aborda el tema de lleno. Pero lo curioso es que muy a pesar de lo oscuro de la temática, su mirada no deja de ser por momentos luminosa.

Cuando María Teresa Cibils conoció la poesía de Angélica, le propuso un desafío: convertir algunos de esos poemas en canciones. La propuesta suponía la dificultad de trasladar esa luminosidad evasiva a la música, para compensar el trasfondo difícil de las palabras, que expresan cosas acerca de las cuales la mayor parte de las personas no desea escuchar demasiado. El resultado fue adecuado. Y quedó plasmado en las nueve canciones que integran el disco "La mano que escribe", que es el título de uno de los nueve poemas escritos por Olcese que sirvieron como base a este ciclo que la propia Teresa se encarga de cantar, acompañada por la guitarra de Ernesto Algranati.

Ha sido una sorpresa conocer a estas dos artistas, la poetisa a través de sus textos, la compositora a través de las melodías y el canto; ambas se han complementado para hacer nacer estas palabras y sonoridades, de las cuales hemos querido compartir estas dos, tituladas ¿Quién martillará donde no hay clavos? y Demasiado lejos. Acaso la melodía sea, finalmente, una respuesta posible a esa pregunta que el texto plantea desde la palabra: Quién me ayudará a cruzar con tibia mano / a remontar la cuesta de la no vida / quién será mi guía cuando estalle / en la no alumbrada pesadilla.

Más información sobre esta edición:
mariateresacibils@gmail.com

miércoles, 9 de julio de 2008

11. Issac Albéniz - Suite Iberia











Su nombre completo fue Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual. Nació un 29 de mayo de 1860 en Gerona, España, y sobre la base de la música popular de su país desarrolló sus mejores composiciones pianísticas, que algunos han comparado con las creaciones de Chopin. La Suite Iberia, integrada por doce Impresiones repartidas a su vez en cuatro Cuadernos, es quizás su obra de mayor madurez y aliento. Compuesta en París sobre el final de su vida, entre 1905 y 1909 (el año en que fallece), es una obra en cierto sentido nostálgica, y al mismo tiempo un compendio de sensaciones relacionadas con el sentir ibérico.

La Suite Iberia es de hecho un monumental homenaje musical a España, al punto que Gabriel Fauré llegó a señalar: “Aquello que cinco compositores hicieron por Rusia (en alusión a Balakirev, Rimski-Korsakov, Borodin, Mussorgski y César Cui), un sólo hombre fue suficiente para resumirlo en España”. Ese hombre, por supuesto, era Albéniz. Pero este homenaje no transita por lugares comunes sino que es, por el contrario, una expresión personalísima, siendo éste, precisamente, el gran valor de esta serie de piezas. Varias de ellas integran el repertorio habitual de numerosos pianistas, Triana y El Puerto entre ellas, pero otras son muy raramente ejecutadas, en parte debido a la enorme dificultad que exige su interpretación. En muchos pasajes, Albéniz recurre a la escritura en tres pentagramas en lugar de los dos que suelen ser utilizados en la composición para el piano; tal es el grado de densidad de algunos de los momentos de esta obra.

Es la pianista argentina Valentina Díaz-Frénot, residente en la República del Paraguay, la encargada de darle vida a esta Suite a través de una valiosa edición doble, distribuida en Argentina por Pretal. Alumna de Alicia de Larrocha -una especialista, precisamente, en la ejecución de esta obra- Frénot incluyó también en el disco la pieza titulada Navarra, que originalmente iba a formar parte de la Suite, aunque más tarde Albéniz, por motivos que no se terminan de comprender, haya decidido dejarla de lado. Musicalmente, según a menudo se ha señalado, esta pieza mantiene una coherencia global con el resto de aquellas que terminaron integrando oficialmente el trabajo.

“Nunca la música alcanzó a dar impresiones tan variadas, tan ricas de color. Uno cierra los ojos como deslumbrado ante la vista de tanta riqueza de imágenes. Hay muchas otras cosas más aun en estos cuadernos de Iberia, donde Albéniz ha puesto lo mejor de sí mismo y ha llevado su escrúpulo por la escritura hasta la exageración, impulsado por una necesidad generosa que lo llevó a tirar la música por las ventanas.” Cabe señalar que en este caso se trata de una opinión autorizada, tanto como que fue proferida por Claude Debussy.

La pieza seleccionada en el audio aquí incluido es Almería, y pertenece al Segundo cuaderno de la Suite.

sábado, 24 de mayo de 2008

10. Luis Eduardo- Orias Diz - Kammermusik









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Los melómanos que vivimos en este presente somos afortunados. En cualquier otra época, para disfrutar de una obra musical, cualquiera fuese la variedad a la que perteneciera, era necesaria la presencia física del intérprete. Hoy en cambio tenemos a disposición discotecas, reales o virtuales, a la espera de que decidamos escuchar lo que nos venga en gana. Pero nuestro tiempo posee además el signo de la heterogeneidad. Y esto es algo de lo cual dan cuenta los dos últimos discos del guitarrista Luis Eduardo Orias Diz, quien se aboca a las diferentes sonoridades de la música del siglo XX.

Han sido dos los discos que, con poco tiempo de diferencia, ha producido este inquieto músico. El primero, titulado Kammermusik, incluye obras de Hans Werner Henze, Toru Takemitsu, Luciano Berio y Marcos Franciosi; en tanto el segundo, titulado Interludio, a dúo con su colega Adam Khan, ofrece composiciones de Walter Heinze, Leo Brower, John Duarte y Steve Marsh. Lo que ambos discos tienen en común, más allá de que todos estos autores resultan prácticamente contemporáneos, es la consecuente heterogeneidad acústica. Es por eso que la música que hemos seleccionado en este caso no resulta estrictamente representativa de estos dos discos, sino en todo caso lo que más tuvimos ganas de escuchar al momento de elegir.

La primera pieza es una interesantísima transcripción para guitarra de Clapping Music de Steve Reich, compositor estadounidense (n. 1936) muy afecto al minimalismo. La última, una pista del CD Interludio: el número final de la Suite inglesa compuesta por el británico John Duarte (1919-2004). En medio de estas dos piezas instrumentales, las dos primeras canciones del ciclo Folk Songs del italiano Luciano Berio (1925-2003), en un arreglo que nunca antes había sido llevado al disco, con la participación de la mezzo Cecilia Pastorino y los integrantes de la Compañía Oblicua de Marcelo Delgado. Cabe señalar que para componer estas piezas -once en total- Berio trabajó sobre materiales provenientes de las tradiciones populares de diferentes países y regiones, dando cuenta de otra de las particularidades de nuestra estética contemporánea: la libertad del compositor contemporáneo de recurrir a las sonoridades de culturas cuyos orígenes se pierden en el tiempo. Uno de los efectos de lo postmoderno, o de la así llamada globalización, es que nada nos resulte del todo ajeno.

Es posible, aunque no probable, que no todas las pistas de estos dos discos sean del gusto del eventual oyente. Pero en ambos casos se trata de buenos ejemplos de la heterogeneidad estilística de un tiempo que, como ya hemos dicho más arriba, nos tiene como protagonistas privilegiados.

miércoles, 26 de marzo de 2008







Porque el canto es ante todo comunión. Y porque si este blog es, ante todo, un medio de comunicación, debería servir para dar a conocer lo que hace la gente más cercana a quien en este blog escribe, es que en esta ocasión no hacemos referencia a ningún disco, sino que los invitamos a conocer a estas dos chicas que han comenzado a recorrer el camino de la música y la canción. Ellas son Ana Paula Turica y Sofía Aristarain, también conocidas como el dúo La Poiera, y quienes quieran conocerlas, pueden escucharlas aquí.

Contacto: www.myspace.com/duolapoiera

domingo, 23 de marzo de 2008

9. Susana Kasakoff - Piano Ex Machina










Hay ocasiones en que la música genera polémicas. Fue lo que sucedió hace algunos años en Argentina, cuando Charly García, un conocido músico popular, cerró un disco suyo con una versión sui generis del Himno Nacional. En realidad la idea no era nueva. Es famoso el registro que Jimi Hendrix realizó en Woodstock de The Star-Spangled Banner, el himno nacional de los Estados Unidos de América; y el grupo británico Queen incluyó una versión de Dios salve a la reina en uno de sus discos, si bien es cierto que en una versión mucho más respetuosa que la de los punk-rock Sex Pistols, que ésta sí causó un gran escándalo en su hora.

Pero en este caso quien se adueña del Himno Nacional Argentino lo hace desde un marco en cierto modo académico, y uno no sabe si atribuir la ausencia de voces escandalizadas a una improbable madurez del público o a la falta de difusión del trabajo en cuestión, de seguro menor a la que pudo haber tenido en su momento el citado García. Ojalá sea, más allá de nuestros propios prejuicios, más de lo primero que de lo segundo.

Lo cierto es que este nuevo disco de la pianista Susana Kasakoff, editado por el sello BAU Records y titulado Piano Ex Machina, nos acerca cinco obras compuestas para medios electroacústicos, la primera de las cuales es esta OID firmada por Juan Pampín, donde lo mortal, lo que se oye, pretende ser un eco lejano de un canto a la muerte, propio de épocas pasadas de nuestro país, pero no tan lejanas como para que puedan caer en el olvido. ¿Qué mejor opción, entonces, que utilizar las notas del Himno argentino, trasfigurado de un modo crudo, inquietante, sorpresivo?

Obras de Nicolás Varchausky, Mario Davidovsky, Mariano Cura y el británico Jonathan Harvey completan esta edición inusual, que será particularmente apreciada por los cultores de la música contemporánea con medios mixtos. Pero no hay duda de que la obra de Pampín, aunque más no sea por la familiaridad de los materiales con los cuales trabaja, acaparará especialmente la atención del eventual oyente.

Más información sobre el catálogo BAU Records:
www.baurecords.com.ar

miércoles, 12 de marzo de 2008

8. Karina D'Arino - Sobre mis alas









Puede que resulte antipático decirlo, pero el jazz, cuando es cantado, debería ser siempre cantado en inglés. Es que por más que la música se aun lenguaje universal, cada idioma tiene una cadencia, una musicalidad, un ritmo que le resultan propios. Y hay géneros musicales, como en este caso el jazz, que nacen empatados con un idioma en particular, y su traslado a otro siempre dejará un sabor por lo menos extraño.

Más allá de eso hay que decir que Karina D'Arino tiene una muy buena voz, y sabe qué hacer con ella. Además, para su primer disco, que tituló "Sobre mis alas", organizó un trío de primera línea, con Alfredo Romus en contrabajo, Manuel Fraga en piano y Oscar Giunta en batería. También el repertorio es interesante, con covers de temas de Joni Mitchell(Black Crow) y Tom Waits (Temptation), junto a clásicos del género como Nature Boy, Speak Low o Fly me to the Moon.

El único punto flojo es, como se fijo, que Karina haya traducido dos de las canciones incluidas al castellano. Aunque esto no obsta, como puede de hecho verse, a que los invitemos a conocer este material. Las dos pistas de muestra que ofrecemos (ambas en inglés, por supuesto) son Black Crow y Nature Boy. Pero los méritos de este disco, una producción absolutamente independiente, se extienden más allá.

Para conseguir este disco:
karina_darino@hotmail.com